Creía que el tiempo desvanecería la hojarasca de las alfombras,
y que la brisa la envolvería entre los níveos algodones,
sin dejar recuerdos con marcas dolientes en el viento,
ni lamentos vacíos en los ecos de las palabras.
Creía que aquella amargura, tristeza y dolor,
volaría en el viaje interminable hacia el Universo,
pero quedaron trazas entre las ramas secas,
y a veces raspaban el alma y dolía y sangraba.
Creía que la vida se encargaría de sosegar la ausencia,
y de aligerar la memoria de los abrazos vacíos,
pero aparecían soplos que avivaban con fuerza los sentimientos,
y desgajaban al árbol de sus hojas caducas e ilusiones rotas.
Creía que sería fácil esperar a que llegara el nuevo resurgir.
y que la nostalgia se abrigaría de fuerza, luz y esperanza,
con la llegada de los aromas de las flores de cada primavera,
y la sonrisa de su mirada quieta en el horizonte de su despedida.
Creía que caminarían juntos entrelazados hasta el infinito,
pero la senda se oscurecía y se perdía en el polvo del arenal,
y con las manos apretadas corearían dichosos por los oasis,
y tornarían a la luz, brillarían y danzarían en la inmensidad del mar.
Por Isa Hernández
Me encantó Viaje al infinito.