En una sombría noche de vacía Luna
comienza esta historia, ¡Au! se escucha
feroz aullido en lo alto de la montaña,
se trasluce en el laberinto de la enramada.
Hora de la medianoche se abre tenebroso
embrujo, soplan extrañas brumas, raros
colores desvanecen, y aparecen, vientos
negros y canticos de tierras muy lejanas.
12.00 horas marca el reloj de la torre,
doce campanadas en giros torbellinos
donde reveses anuncian, doce veces que
algo se mueve entre el valle y el bosque.
Esbeltas princesas vuelan entre el cielo
y la tierra, de cuerpos esculpidos, y rostros
de los más hermosos que hubieran visto
ojos algunos, y en sus manos cruel posesión.
Mar de tinieblas en el pueblo aquel; fantasmal
ilusión parece traer bonanza y buena suerte,
luces del hogar se encienden al oírse aquella
sinfonía de voces, un hechizo que no eclipsará.
Los más viejos lo saben, y duermen al seductor
embrujo, mujeres y niños de todas las edades,
se cobijan en lo más profundo de sus camas y,
sin oír, más tarde sabrán la verdad del sortilegio.
Aromas se transfunden a la brisa, rosas y violetas
de la pradera y colosales riscos como castillos,
mudan en los espacios abiertos, que dulce invita
a los más incautos, mozalbetes van tras los cantos.
Parecen hadas o inquietas sílfides, de más allá
de los confines del bosque, pero nadie lo sabe,
todo se guarda en secreto, o se murmura inquieto
y cuando se habla alto, todo, todo se escucha.
Más, sin embargo, ha llegado crucial noche voraz,
solo pocos, pocos irán al oscuro festín que habrá
pompa y sentencia de las no invitadas doncellas
pero abrase visto, las más hermosas, nunca jamás.
Solo doce los comensales que habrán de llegar,
al jolgorio de risas y canciones, y de las viandas,
y bailes más deliciosos, pero lo horrendo se oculta
en los manjares, y en las más dulces bebidas.
Y 13 los invitados son, uno que, al margen está,
mozuelo de quince mira aquella alegre parranda
tras el ventanal, los secretos que triste descubrirá
cuando los sucesos ocurran, su grito se escanciará.
Que se oye tras las doce campanadas de medianoche,
realidad efímera en ecos de un tiempo prolongado
fueron horas en segundos, los convidados partieron
pero sus cuerpos quedaron, ocaso de sangre desteñida.
Y un vistazo que le será eterno en memoria y corazón,
niño joven marcado por siempre ha visto a contraluz
bajo la vacía Luna a los comensales partir para siempre;
huesos como armazones persiguiendo una extraña luz.
Por María Isabel Galván Rocha
Nací en México D.F. el 22 de junio de 1958. De profesión Médico Veterinario. Comencé a escribir hace diez años. He escrito en blog de Tordesillas de Manuel Peralta (Portugal), así como en la participación de otros concursos de literatura taurina. Ganador del Premio Heritage Foundation de Poesía, junto con 117 poetas más, finalista en ocho concursos más. Publicación de 8 poemas en España, así como la inserción de cinco poemas en el proyecto del poeta chileno Alfred Asís Mil poemas a Neruda, Cesar Vallejo y Miguel Hernández. Así mismo, tercera mención honrosa, en poesía, en el Concurso de Limache, en Chile, 2012. Tercer lugar en cuento de los Juegos florales de verano, de Argentina. Además, ganadora del segundo y tercer lugar en poema y cuento respectivamente en los Juegos florales de otoño, Argentina. Finalista en cuento en diversos concursos de España y México. En Chile, diploma de honor con el poema La poetisa, en el Concurso Centenario “Ermelinda Díaz”, entre otros, asi como publicaciones en diversas revistas electrónicos.
Me gusto mucho la forma ascendente de la narrativa con un toque de misterio que inmediatamente captura nuestra atención, permitiéndonos ver un ambiente lleno de tonos claro oscuros que muestran las figuras no humanas de forma nítida,como si viéramos una película.Llevandonos poco a poco,con emoción e intensidad a imaginar y sorprendernos a la vez de lo que acontece. Dejándonos cierta incertidumbre del por qué al final. Excelente narrativa. ¡Me gusto mucho!
Fantastico. Gracias