Una serie de misteriosas muertes han ocurrido en un barrio de la Ciudad de México. Los cuerpos de las víctimas se encuentran horriblemente destrozados y lo que queda de ellos parece estar cubierto de una sustancia viscosa parecida a la tinta de un pulpo. La investigación de este oscuro caso será llevada por una escéptica detective que muy pronto descubrirá que se encuentra ante un horror tentacular e indescriptible.
La anterior es una muy breve sinopsis de: “La muerte, la tinta”, un cuento corto de la escritora mexicana Alma Mancilla. En esta historia la autora nos lleva a través de una trama detectivesca con una fuerte influencia de los escritos de Howard Phillips Lovecraft, pero que por momentos coquetea bastante con el bodyhorror, teniendo cuerpos retorcidos que se encuentran en posiciones antinaturales, humanoides de pesadilla mezclados con peces y varios guiños al trabajo del director David Cronenberg.
Tampoco se trata de un simple pastiche o una adaptación de Lovecraft, Alma Mancilla nos narra los hechos con su propio estilo y contextualizándonos de manera muy precisa dentro de las calles de la Ciudad de México, (incluso tenemos la aparición de una imagen muy Lovecraftiana de la Virgen de Guadalupe, que es un gran referente religioso e icono de la cultura popular de la ciudad).
En “La muerte, la tinta” el terror reptante va camuflado, siempre se mantiene el misterio de qué es exactamente la cosa que está matando a las personas, ya que nunca aparece un Cthulhu imponente y amenazador. Apenas si se asoma un tentáculo de la criatura y es justo ahí en donde está el horror; el desconcierto de no saber exactamente qué es eso a lo que debemos temer, aquello terrible que carece de forma, un ser desconocido que se encuentra oculto en el disfraz más insospechado.
Como en toda historia digna de horror cósmico, la protagonista estaba destinada a ser víctima de la locura desde el principio. Al final lo único que le queda es aceptar su fatal destino ya que nada puede hacer para cambiarlo. Finalmente se da cuenta de que siempre estuvo a merced de fuerzas mucho más grandes que ella y termina abrazando la demencia.
“La muerte, la tinta” es una excelente y refrescante alternativa al horror cósmico estadounidense (que no es el único pero sí el más conocido). Alma Mancilla presenta una obra que gira en torno a una entidad inefable, es un cuento que todo amante del género debería conocer.
Por Julio Cesar Hernández Pizano
Egresado de la carrera de Comunicación por parte de Facultad de Estudios Superiores Acatlán (UNAM), apasionado del cine, la televisión, la ciencia ficción, el horror, el comic y la novela gráfica.