¿Y porque lo sabemos nos negamos el saber de la explicación esclarecedora interior de la paz, porque en el fondo estamos tan seguros, tan pero tan seguros, de eso... que nos engañamos hasta hacernos creer que no sabemos? Y tantas tantas preguntas imprescindibles para ser feliz y vivir cómodos que decimos: No tienen respuesta, y sin embargo tienen preguntas y de ellas salen más preguntas que derivan en más preguntas sin salida, sin respiro. Nadie puede decir que no sabe sin sentir una pequeña luz de fuego en la panza, una pequeña voz de silencio inquietante, una picarona cosquilla en la lengua
¿Será que en realidad sabemos lo que sabemos, pero es tanta la sabiduría que son cosas que no se dicen nunca, en honor al saber, al amor, al sentir, a la humanidad, a todos los que están vivos y vendrán sabemos que todos amamos la vida, por locura, pasión, curiosidad?
Nos obligamos a cerrar la boca y como un nene que ya sabe, intuye, previene y hasta pervierte su conocimiento, sabe que debe seguir siendo nene, jugando a ser nene, siendo nene, con lo que nos toca ver en este mundo, ser un nene, a soñar y a la cama. Nos callamos, cuando desde el alma y del alma a lo superficial, tenemos la respuesta indicada para cada pregunta ¿me quiero bañar? ¿quiero darle un beso? ¿soy feliz? ¿qué es la muerte? ¿que la vida? ¿el amor es más fuerte? ¿el amor existe?
La verdadera respuesta. Pero el destino de los que estamos vivos es ser niños para siempre y envejecer como un bebe, a la verdadera respuesta entonces le guiñamos un ojo y respetando la inocencia del corazón, a veces lloramos de humildad a que la vida es seguir jugando.
Por Maria Maidana Bandres
Escribo y leo fervientemente desde niña. En mi niñez me he dedicado a hacer videos con aquellas cámaras gigantes de los 90s de los libros que leía como por ejemplo "El Eternauta". A los 18 años quise editar mi primer libro ya que tenía mucho material para hacerlo. Trabajando llegué a tener ahorros pero en aquella época de pocas editoriales independientes en la Argentina y pocas escritoras tan jóvenes, fracasé en el intento. De más grande pude publicar algunos escritos de ciencia ficción en una revista digital llamada "Orilla Sur". De todas formas, con el paso de los años, nunca he dejado de escribir. Siempre vivo con la esperanza de algún día poder editar mi propio libro.
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