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De libros, ferias y otros amores

Una conversación telefónica con Gonzalo Martín Dávalos, responsable en Buenos Aires de mi libro Interrogantes, procesado con materiales de la editorial American International Publishers, de Pennsylvania, Usa, en 1995, confirmó mi presencia en la 26 Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, en el Stand 2824 de la editorial Dunken. Se me había designado una hora el 20 de abril de 15 a 16 para firmar ejemplares. Reservé mis pasajes en Aerolíneas Argentinas e hice los preparativos del viaje.

Antes, había concretado una presentación para la prensa en la Sala de Arte “El Tranvía”, perteneciente al escultor Roberto Barroso, en octubre de 1999, en la provincia de Mendoza. Se trataba de una exposición compuesta por tres bocetos realizados por Tom Centola, en Pennsylvania, para la cubierta del libro, en 1995, y el contrato de publicación con American International Publishers, firmado en 1994, la publicación precaria de 1987 o primera edición realizada en la imprenta de Oscar Rosas, la participación en la antología “Haciendo lo posible” de la editorial Tinta Nueva, de Buenos Aires, en 1985, en la revista “Mate Cocido”, del centro de estudiantes de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, en 1985, y en el suplemento “Cultura” del diario Mendoza, en 1984.

Meses atrás, a pedido de una bibliotecaria, mientras realizaba lecturas de autores mendocinos, doné un ejemplar a la Biblioteca Pública General San Martín de la provincia de Mendoza, participé de las IV Jornadas para el Arte y las Letras, en Rivadavia, Mendoza, en junio de 1999; allí intercambié mi libro con Juan Eraldo Boscariol por El álbum de mi madre y doné un ejemplar a la Biblioteca “Armando Tejada Gómez”.

Además, un músico amigo, Alfredo Mondaca, me invitó a presentar el libro en un encuentro cultural en el teatro “Julio Quintanilla”, de Mendoza, junto a los grupos musicales “Cruz del Sur”, de Mendoza, y “Azules encontrados”, de Chile, y la artista plástica Mariela Jofré, en mayo de 1999.

También hice lo mismo en el programa “Juntos hasta el nuevo día”, conducido por Oscar Vega, en radio Fénix, de Guaymallén, Mendoza.

Por supuesto, no dejé de realizar un intercambio cultural tardío –pero intercambio al fin- con la escritora Carmen Hebe Tanco, de Jujuy, por sus Informes estelares y su libro Ecuaciones, a quien conocí en el “Primer Encuentro Internacional de Taller de Cuento”, San Carlos, Mendoza, en 1992. También con Héctor Aris, por sus Relatos sin retorno, a quien conocí en la Feria del Libro en Córdoba, en 1998, a la vez que asistí a la presentación de un libro de Alejandro Betts, el malvinense, quien luego me invitó a charlar en un café, y con Miguel Oscar Menassa por su envío desde España de su periódico literario “Las 2001 noches”, en 1997. Y con Elena Garzón en Mendoza por Este otro tiempo.

El avión despegó en la mañana temprano del jueves 20 de abril. Abajo, muy abajo, se veían desde la ventanilla los caseríos y los campos fragmentados, loteados, los caminos como líneas ineludibles y algunas nubes semejando campos gigantes de algodón. Luego el río, el río de la Plata, la costanera y el Aeropuerto “Jorge Newbery”. El descenso y mi traslado al hotel Rochester, en la Capital Federal.

Posteriormente a la ducha un traje azul marino vistió mi presencia de poeta empedernido. Salí del hotel casi a las 12 del mediodía y un taxi me trasladó hasta la editorial Dunken, en Marcelo T. de Alvear, donde recibí las invitaciones y las indicaciones de cómo llegar en subte a la Sociedad Rural, en Palermo. Bajé en Plaza Italia y allí busqué dónde sentarme para completar las invitaciones.

Una vez preparadas las invitaciones, comencé a repartirlas a medida que me acercaba a las puertas de ingreso de la feria del Libro. Fui a almorzar, luego de unos minutos volví y le repartí a la gente que hacía cola en las puertas de acceso las participaciones restantes e ingresé a la feria con una invitación especial. Fue una escena cinematográfica el hecho que ingresara yo a la Feria Internacional del Libro cuando no había público; inmensa, tranquila, apacible, a tal punto de dar la sensación de estar dentro de un laberinto delimitado por cada uno de los distintos stand con libros, ya que debía ir hacia el stand de mi editorial y no lo podía ubicar, pues sabía que el público estaba ahí afuera esperando para entrar y yo por insignificante que fuera debía cumplir, y para eso había viajado, para estar ahí y cumplir con uno mismo, y con el público y… la magia, la magia incorruptible de estar ahí en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires.

Ingresó el público y la feria se pobló de un gentío no ajeno a lo turístico. Diversidad de criterios y gustos: público, público al fin; escritores, conferencistas y editores, empleadas y guardias de seguridad. Y… libros, libros y más libros, luces e internet.

Mi intercambio de libros fue, ahora, con Mabel Depaoli, quien al verme exclamó: “Y este, quién es?”, por su Puerta de la Soledad, luego con Leonardo Gilardi, por su Orca y otros cuentos y también con Stella Maris Linardi, por su Oscar o el guardapolvo blanco.

Y el final, salir del stand para perderme entre el público y caminar por los laberínticos pasillos atestados por el gentío de la feria del libro, hasta salir a la calle ya entrada la noche.

Volví en subte al hotel; caminé y me extravié en las cercanías del obelisco. Llegué al hotel, en calle Esmeralda; me duché, bebí jugo y salí a caminar por la peatonal Florida donde los rostros de músicos, actores y transeúntes se esfumaron poco a poco en mi extravío de hombre nocturno. Y allí, casi en una esquina esa chica, una chica llamada Carla acompañándome hasta el hotel. Antes, Laura, en Mendoza, Celeste, en Córdoba, Anita, en Brasil, Griselda, Nerina, Blanca y Zulma en Mendoza y también Romy, la chilenita. Y las otras, las que no pudieron ser.

El desayuno: jamón crudo con rodajas de ananá, frutillas, jugo de naranja, té de hierbas y medialunas. La valija, el almuerzo y el regreso en avión hacia Mendoza, donde no hay mar –es cierto-,pero sí memoria, ríos y montañas.

 

Por Antonio Rolando Arenas

(Mendoza, Argentina-1962)

Publicó el libro Interrogantes, el libro La página del buffet; una publicación literaria diferente, el libro Diálogos internos y el libro El juego de los errores.

Se desempeñó como Cronista Volante en Diario HOY perteneciente a Prensa del Oeste desde 1987 a 1990, en Mendoza.

Recorrió, desde 1988, la provincia de Mendoza a través de escuelas de nivel secundario en Maipú, Godoy Cruz, Guaymallén, Las Heras, Ciudad de Mendoza y Lavalle, que le permitieron acceder a realidades socioeconómicas y pedagógicas distintas, adquiriendo experiencia y madurez como Profesor de Lengua y Literatura. Se le otorgó la Jubilación Docente en 2023.

Como escritor participó en eventos en San Carlos, Godoy Cruz, Las Heras, Guaymallén, Junín, Rivadavia, Ciudad de Mendoza, Maipú y Lavalle exponiendo en ferias del libro, en Café literario, recibiendo aplausos, certificados y premios.

También en Paraná (Entre Ríos), Buenos Aires, Córdoba y San Juan, recibiendo un premio literario o exponiendo en ferias del libro o interviniendo con una hoja de poesía.



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