I
Hoy en día seguimos cuestionándonos sobre lo que es feminismo, entendiendo que el feminismo es un movimiento social y político que inició a finales del siglo XVIII aunque sin adoptar todavía este termino y que refiere a la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo del sexo opuesto en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción y sus diversas expresiones en nuestra sociedad. También se plantea la pregunta que un día formuló Simone de Beuavoir ¿Qué es ser mujer? La identidad de las mujeres sigue suscitando una viva polémica en el feminismo. Y no es para menos pues la forma en que se elaboran y expresan las representaciones de las mujeres da lugar a distintas teorías, estrategias y políticas feministas. Las preguntas apuntan al centro mismo del feminismo: a esa identidad colectiva que sustenta a las mujeres como sujetos políticos. Porque, en definitiva, de la existencia o no de ese sujeto y de la forma en que tome cuerpo dependerá la posibilidad que, dicho de una manera, “protagoniza” el discurso y la acción política de denuncia, resistencia y propuesta”, ante un conflicto que viene determinado por el hecho de nacer mujer.
El pensamiento feminista ha fundamentado el rechazo a los estereotipos que “normativizan” la vida de mujeres y hombres, señalando el carácter cultural y social de las diferencias entre unas y otros, por eso se han incorporado nuevas categorías analíticas como género, nuevos conceptos, como sexismo y patriarcado, que nos ayudan a visibilizar sistemas y procesos de dominación; que ha puesto nombre o resignificados en el aspecto social a nuestra vida actual.
II
El movimiento feminista ofrece rasgos notablemente específicos con respecto a otros movimientos sociales también en lo que a los debates se refiere, si bien, como es lógico, comparte con ellos el estar inmerso en contextos ideológicos y económicos, políticos y sociales más amplios, sin los cuales es difícil llegar a comprenderlos. La complejidad a la hora de abordar la trayectoria del feminismo radica en su transversalidad ya que denuncia la desigualdad y el sistema de dominación patriarcal, los aspectos estructurales económicos, sociales y culturales que están en su base; pero también se interroga por la construcción (íntima) de la subjetividad y de las identidades de género. Hay que comprender que tanto las causas de justicia y de derechos humanos son parte de las agendas feministas, en disputa por iluminar lo aún poco visible de la exclusión de las mujeres. Pero neoliberalismo y guerra no bastan para definir caminos ni énfasis comunes. Y hay que mencionar que las miradas a ambos fenómenos no siempre llevan las complejidades de una mirada feminista. Gloria Álvarez (activista y escritora) expuso en una conferencia “El pensamiento patriarcal estructura el mundo en una serie de dualismos o pares de opuestos que separan y dividen la realidad.” Cada par de opuestos, en los que la relación es jerárquica y el término normativo encarna la universalidad, se denomina dicotomía. Cultura o naturaleza, mente o cuerpo, razón o emoción, conocimiento científico o saber tradicional, independencia o dependencia, hombre o mujer. Entendidos como pares de contrarios de desigual valor, organizan nuestra forma de entender el mundo.
El feminismo es también un pensamiento crítico. Sus objetivos de transformación obligan a actuar en el terreno de las ideas a fin de subvertir arraigados códigos culturales, normas y valores, así como el sistema simbólico de interpretación y representación que hace aparecer normales comportamientos y actitudes sexistas, que privilegian lo masculino y las relaciones de poder patriarcal. En este contexto el feminismo desarticula los discursos y prácticas que tratan de legitimar la dominación sexual desde diversas formas de expresión con cuestiones que involucran a las artes, la ciencia, la religión, la filosofía o la política, debido a que podemos notar la manera en que todos estos elementos se involucran para reclamar en ecos de voz la validez de su lucha.
El feminismo aporta al conjunto de la sociedad un prisma singular desde el que analizar y ver el mundo, porque las mujeres constituidas en sujetos activos cuestionan e interrogan a la sociedad y a ellas mismas sobre lo que son, lo que hacen, sobre la organización social y el mundo que les rodea. Hay que considerar que emergen como producto de varios factores de los cambios que la lucha feminista propicia en las mujeres por el acceso a nuevos derechos, en su subjetividad, en la distinta forma de percibirse a sí mismas y por lo tanto de situarse ante la vida; de cambios generales de las estructuras sociales, y también por la acumulación de experiencias y maduración del movimiento.
El feminismo elabora constantemente críticas hacia las actuales políticas y prácticas para el desarrollo. Por ejemplo, resultan especialmente interesantes en este momento los debates en torno al modo en que el desarrollo tiene que ver con aspectos más íntimos, con la sexualidad y con la reproducción social, o la economía de los cuidados. Algunos trabajos recientes plantean una serie de cuestiones importantes sobre la existencia de políticas que permitan el desarrollo en el cual la mujer tenga el espacio que le corresponde, pues es importante destacar el aporte del feminismo en el mundo como movimiento social, porque ha contribuido a las reivindicaciones de la mujer y al pleno desarrollo en la sociedad, con aún mucho trabajo por hacer.
III
En la actualidad la capacidad de actuar de las mujeres es cada vez más evidente e impresionante en los movimientos de mujeres de todo el mundo. El movimiento feminista ha sido determinante en el reconocimiento fundamental del derecho al voto, entre otros movimientos sociales que han contribuido en el proceso de visibilizar a la mujer como sujeto pleno de derechos. El femin ismo no excluye, sino que incluye a los hombres y los exhorta a un cambio de relaciones de equidad, así mismo propone un nuevo orden social, político, económico trayendo beneficios para hombres y mujeres de igual manera fundamentado en la armonía, y nunca en el dominio o imposición violenta. Recordemos la frase de Simone de Beuavoir: “El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente.”
Por Estefanía Barrientos Trejo
Estudiante de Lengua y Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Locutora en Radio Joven TLX para los programas de arte y cultura: "En Escena" y "Stand Musical". Columnista para la página de poesía y humanidades "Tríada Primate". Exponente de Artes Escénicas (teatro, música y danza) y Artes Visuales (cinematografía, video mapping). Ha cursado los talleres de Narrativa Literaria, Creación Literaria, Verso, teoría y praxis, y Dramaturgia. Ha colaborado en la realización de proyectos artísticos, como la realización de cortometrajes y festivales estatales. Entre las obras de teatro en las que ha participado se destacan: “Encuentro de dos culturas”, “Locos de amor” de Sam Shepard junto con la Compañía de Teatro "Tlaloque", y la puesta en escena “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca en el Centro de las Artes de Tlaxcala. Le apasiona la lectura, la escritura, la música y el deporte (principalmente el fútbol).
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