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  • Foto del escritorcosmicafanzine

Fluorescent Beauty

Actualizado: 22 feb


Ilustración realizada por @renero_arts

El espectáculo había terminado un poco más tarde de lo usual, los aplausos no tardaron en aparecer por el asombro que causaba entre la multitud mi último acto.

No eran únicamente los giros y las piruetas, mi aspecto también parecía despertar la admiración entre los presentes.

Después de bailar durante horas, lo último que faltaba era quitarme el velo antes de ir a dormir.

Justo antes de bajar por completo el telón, Theodor apareció ante mí con aquella sonrisa que únicamente significaba problemas.

–No te quites el velo, todavía falta que hagas una función–dijo él mientras apartaba el pelo de mi mano para poder acariciarla con un poco más de libertad.

Estoy completamente segura de que jamás llegaré a entender del todo sus motivos.

Una vez que llegamos al camerino, él mismo apartó el velo de mi rostro e hizo a un lado los largos vellos que cubrían mi mandíbula y mi labio superior para poder sorberlos y utilizarlos a su gusto, provocando que los gemidos comenzaran a brotar de mi sedienta garganta.

Mientras tanto, su mano derecha apartaba ligeramente el vello de mi cuerpo para poder tocar la piel que se ocultaba tímidamente de aquellas caricias.

Me quité el vestido de bailarina española que había usado durante horas en el escenario y bailé lentamente, exhibiendo mi carne oculta debajo del espeso y largo vello negro que cubría la totalidad de mi cuerpo, justo como sabía que a él le gustaba.

–Quédate así un poco más, Julia.

Después del baile, imaginé que querría que hiciera aquel truco con mi boca que lo hacía enloquecer debido a la inusual humedad en mi lengua, sabía que ese era uno de los motivos por los que buscaba mi compañía durante las noches después del acto final pese a que mi aspecto no siempre lucía muy humano.

Aún podía recordar el momento en que nuestras miradas se cruzaron en la primera carpa donde trabajé. Sus ojos brillaron mucho cuando me vieron, justo como lo hacen ahora mientras compartimos nuestro tiempo juntos.

Mientras sus dedos se enredaban en el vello de mi cuerpo, me ordenó recostarme en el incómodo camastro del camerino.

Ya sabía exactamente lo que él quería, y lo que en parte yo también estaba deseando desde que me ordenó ir con él después de cerrar el espectáculo.

Cuando me di cuenta, ya estábamos unidos por esa parte donde ambos tenemos vello, aquella parte animal que, curiosamente, nos hacía humanos. Aquella zona que nos hacía tan vulnerables como para gritar incansablemente hasta caer exhaustos como si fuera una verdadera época de celo.

Me he despertado nuevamente luego de dormir al lado de Theodor durante unos minutos. Se ha hecho muy tarde, las luces de las farolas están por apagarse y mañana tenemos que partir hacia Viena con el resto de la troupe para la nueva temporada.

Ya ha terminado la función de medianoche.

 

Por Deyanira R B

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