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La supermujer: Entrega 6



Emancipación

Un individuo se hace libre despojándose de todo lo que le impide ir hacia sus metas.

Estableciéndolo así, tendrías que deshacerte no solamente de los seres que insisten en pisotearte, someterte, manipularte, humillarte o herirte, sino de tus actitudes viciosas, también.

Una vez que tengas claras tus metas, distinguirás todo aquello de lo que debes emanciparte y te harás de lo necesario para conseguirlas. Sabes que algo será útil para tus metas cuando al adquirirlo, y luego de un estudio bien organizado y planeado de tus metas, sabes perfectamente que te servirá para conseguirlas. Sonríes al adquirirlo.

Si te encuentras en un ciclo de hábitos que te molestan, en pagos que te enfadan, en compañías que preferirías evadir, entonces no tienes claro quién eres ni lo que quieres. Y eres susceptible a la esclavitud de cualquier tipo, así como al abuso y manipulación.

Si es tu caso, no te quejes de que eres víctima de abuso. Pues no has hecho nada para no entrar en esa relación ni para frenar sus efectos negativos sobre ti.

Para que exista una relación de abuso se necesita de dos partes: la que lo comete y la que lo permite.

Si no eres una niña pequeña, ni un ser sin alguna capacidad vital, o nacido en circunstancias totalmente desfavorables, no necesitas más ayuda de la que tú misma ya podrías estarte dando, con la debida inteligencia.

Si estás siendo víctima de abuso, emancípate de esa relación de la forma que sea: legal si es necesaria.

Nada en esta vida justifica el abuso o la humillación, si permaneces en una relación así por fines “altruistas”, solo estás dando una lección de que el abuso es válido. No te creas una santa.

Aun los que fueron santos, en varias religiones, fueron víctimas de un abuso y, entonces, somos responsables de alimentar una cultura en la que el abuso está bien visto. ¿Para qué nos quejamos entonces?

¿Para qué tanta lucha feminista o de minorías entonces?

El reconocimiento de esta normalización del abuso en los sistemas religiosos, políticos y culturales es fundamental a la hora de conocernos a nosotros mismos, de comprendernos, de reconocer por qué hacemos lo que hacemos.

Seamos racionales

No promovamos lo contrario con nuestros actos “bondadosos” o de sacrificio.

No imagino en qué caso el sacrificio de un ser humano bondadoso sirve a la humanidad. Salvo en la emergencia de rescate de vidas humanas. Lo cual es, y siempre será, heroísmo.

El sacrificio de toda una vida, o la limitación de sus acciones, de alguien capaz y bondadoso es una estupidez.

Sea que alguien lo impida o que lo impida la misma persona por sacrificio.

Para esto ayuda el ser racional, evaluemos todo el tiempo por qué nos ocurre lo que nos ocurre y para qué hacemos lo que hacemos.

Despojemos a los demás de la autoridad de señalarnos si nuestra vida va por buen camino o no. Si, por otro lado, debe ser así, es porque nosotros no tenemos la inteligencia suficiente y, por ende, responsabilidad para ello. Y, ni hablar, sí así es, hay trabajo por delante para conseguir nuestra libertad. Y no hay nadie a quien culpar.

Si te falta esa inteligencia y responsabilidad de forma consciente, no voy a luchar por tu libertad.

Es como cuando tratas de evitar que un hombre golpee a su esposa y ella lo defiende alegando que tiene el derecho por ser su esposo. ¿Me explico? Ahí hay una relación de sometimiento y nada puedes hacer por ello.

Pero si tu ejemplo de emancipación es exitoso, esa mujer podría ver en ti un ejemplo. Y, entonces, tendrías más éxito en la emancipación de esa mujer, también.

Por eso es indispensable ocuparnos primero que nada de nosotras mismas.

Emancipación significará, también, ser dueña y señora de tu cuerpo, de tus pensamientos y sentimientos.

Cultiva tus propias flores para que no tengas que esperar las de nadie, para que el ser que te conquiste en el cortejo de apareamiento, sea, cada vez más, uno obligado a ser mejor.

¿Ves lo importante que es esto para el adecuado curso del río de la vida del ser humano?

Con tus propias flores me refiero a tu inteligencia, a tus cualidades, a tu aporte a la vida.

Cultiva tu inteligencia

Después de la belleza y salud de tu cuerpo, para lo que hay cientos de guías disponibles, solo queda en tus manos el cultivo de tu inteligencia. El cultivo de cada inteligencia es distinto, no sigas el ejemplo de nadie.

No hay un ser humano semejante a otro. Tú no quieres ser una copia de la mujer que admiras, y sé que no quieres, porque en el fondo, sabes que eres distinta y que puedes generar un propio yo que te llene de orgullo y satisfacción.

Con seguridad, además, no admiras solo a una mujer, así que sí, úsalas como ejemplo, si son ejemplos que valen la pena en sociedad. Pero delimita, por medio de tus propias metas, tu singular camino de creación de tu ser.

Conócete, establece tus metas y cultiva a la mujer que debes ser para conseguirlas.

No hay otra manera.

Al cultivar tu inteligencia serás una niña pequeña que avanza en un sitio lleno de tesoros que ni te imaginas que existen. Ahora mismo, no los imaginas.

Los verás, si decides ir por ellos, y te están esperando. Desde ser la mujer que quieres ser, hasta tener al compañero que quieres tener o el estilo de vida al que aspiras. Tal vez al llegar a ello descubras que no es solamente eso lo que querías, que te queda corto o que has encontrado otra ruta de vida más atractiva, eso solo lo sabrás si comienzas a cultivarte desde ahora mismo.


Pasiones

Las pasiones deben ser un marcador más que señale nuestros pasos, algo a considerar al momento de establecer nuestras metas, no te avergüences de ellas, te conforman.

No sabes en qué momento su empuje te llevará justamente a donde no te imaginabas que ibas a ser feliz. Ni siquiera al establecer tus metas.

Todo rasgo de personalidad es bueno si no atenta contra ninguna vida en ningún ser vivo.

Evita que tus pasiones carezcan del tamiz del análisis inteligente. Analízalas, verifica su racionalidad, verifica su posibilidad.

Esto te alejará de ideas platónicas como príncipes azules, hogares perfectos, trabajos libres de esfuerzo, amigos siempre leales o hijos modelo.

Nada de eso existe. Estás advertida.


El mundo que deseas

Ese mundo sin injusticias, sin cosas horribles, sin crímenes y sin violencia que deseas está también en tus manos. Porque eres un ser humano.

Todo esfuerzo tuyo para conseguirlo, una vez cultivada tu inteligencia, es bienvenido para la evolución humana.

Desde otra perspectiva, lo que no te gusta, existe en parte por tu inacción.

Si no te gusta lo que hay y no has cultivado tu inteligencia, no tienes metas en la vida y actúas de forma nihilista o irresponsable, honestamente, tu queja solo se verá como algo ridículo.

No te preocupes si ahora mismo te ves atada de manos, en cuanto avances en tus mejoras, en las que trabajarás, verás todo con mayor claridad y podrás comprender lo que debes hacer para coadyuvar al restablecimiento del planeta, a curarlo del caos que parece predominar.

El mundo que deseas comienza en tu mente, en tu habitación, en tu pareja, en tu familia, en tus amigos, en tus hijos, en tu centro de trabajo.

El mundo que deseas se forma con tu colaboración. De nada sirve la queja o crítica de alguien que no hace lo que critica, porque no lo entiende.

¿Te molesta la corrupción? No cometas ningún acto de corrupción.

¿Te molesta la mentira? No mientas.

¿Te molesta la violencia? No la promuevas de forma alguna, ni verbal, ni visual, (atención, feministas radicales).

¿Te molesta el desorden? Sé ordenada.

¿Te preocupa el deterioro natural del planeta? Participa activamente contra él y evita todo acto que le ponga en riesgo.

Pero es tan difícil, me dirás, y sí, lo es, afortunadamente lo es.

Digo afortunadamente, porque es gracias a la dificultad que la inteligencia humana ha evolucionado.

Si encuentras inteligentemente los mecanismos para no cometer actos de corrupción o no mentir o no contaminar o no ejercer o aceptar la violencia, te será más fácil promoverlos.

Y es siempre bienvenida una persona que ofrece soluciones; a los que solamente son críticos y quejosos solo se les aguanta por humanidad.

La mujer tiene un súper poder, de entre varios, que es primordial para la existencia, desarrollo y supervivencia de toda sociedad y que es el manejo inteligente de la comunicación.

En estos días de relaciones virtuales, la mujer tiene la sartén por el mango.

Ha aprendido a manejar a hombres y a otras mujeres menos conscientes de este súper poder. Es su herramienta para educar.

Úsala y úsala con bondad, te ruego. Con humanidad.

Es la llave maestra con la que te deshaces de todo yugo y con la que te sales con la tuya siempre. Los hombres lo saben perfectamente y, si bien usan este conocimiento solo para bromear, son conscientes de que existe.

Úsalo de manera inteligente y aprende cuando otra persona trata de manipularte. La comunicación es la nueva forma de comercio de relaciones entre individuos.

Es un mundo en el que todos quieren ser escuchados y gana más influencia quien mejor escucha y mejor habla.

Nuevamente, cultiva tu inteligencia para tener éxito aquí. El hábito de la lectura crítica te brindará todo lo que necesitas para tener éxito en tus habilidades comunicativas.


Zona de confort

La zona de confort es ese lugar donde ya te sientes seguro y a gusto. Puedes estar ahí si te sientes totalmente satisfecha.

¿No estás totalmente satisfecha? ¡Muévete ya!

Es mentira que vivir bien es vivir sin esfuerzo, dije arriba que tus pagos por lo que tomas en la vida deben darte gusto, pero eso no significa que no te causen un esfuerzo. El pago lo es, sea del tipo que sea.

Nada se obtiene en la vida sin dar algo a cambio. Entre más crezcan tus aspiraciones, mayores deben ser tus pagos. Y estos pueden ser materiales o abstractos, como el desarrollo de tu inteligencia. Dicho de otra manera: ponte a la altura de la vida que deseas.

Los aspectos más nocivos del capitalismo existen debido a esta clave de vida, nos es natural ver que debemos dar algo a cambio de lo que pedimos y, así como hay gente que no hace nada para conseguir lo que recibe, y tal existencia es señalada como una injusticia, existe gente que da más de lo que recibe, sin debilitarse, sacrificarse, vulnerarse ni someterse a humillación o enfermedad por ello; esas personas, te lo aseguro, viven con absoluta satisfacción y felicidad. Por supuesto, no debe dejar de observarse que cada interacción mantenga cierta justicia.

Eso lo permite la inteligencia de cada miembro de la relación.

Y en esta relación, la nocividad del capitalismo (no sus bondades, que las tiene) queda sin argumentos. Si nosotras mismas no entendemos nuestras relaciones de dar y recibir con los demás, nos ponemos en manos de un sistema que atenta contra el ser humano en general.

Este comercio ha quedado siempre de manifiesto al interior de la pareja, donde el sexo, el dinero, la lealtad y la cooperación, si no se han hablado de forma inteligente, quedan supeditados a actos de comercio, la mayoría de las veces, injustos.

Entonces, la mujer hermosa o inteligente que dio sexo a nuestra pareja no es una “puta” si nosotras restringimos la relación sexual a cambio de algo que ni siquiera expresamos.

Tampoco es una santa, es otra parte del juego al que nos sometemos todos al no encarar nuestros actos, nuestra responsabilidad y sus efectos.

No funciona y nunca ha funcionado así. El amor es muchísimas cosas, pero con seguridad no es aquello que pueda herir a otras almas.

Nos saboteamos como género actuando de esta manera.

Cada miembro de la pareja debe tener muy claro lo que espera del otro y que no puede obtener por sí mismo. Si ese elemento no está ahí, por mucho cariño que haya, esa relación está condenada a la toxicidad. Serían mejores amigos, que pareja.

Una relación de pareja en la que hay cariño, sin interacción sexual, requerida por al menos uno de los miembros, debería ser solo una amistad y liberar a sus miembros para poder vivir plenamente sus vidas.

Si este es tu caso, discútelo, no evadas tu parte de responsabilidad en el fracaso de la relación.

El fracaso de toda relación, desde dos personas, hasta una nación, es responsabilidad de cada uno de sus miembros.

Si esa relación humana, vulnera o hiere a un solo individuo humano, debe dejar de existir o buscar mejorarse con inteligencia y responsabilidad de, al menos, uno de sus miembros. Dicho miembro, sea quien sea o, sea lo que sea, tiene el derecho de nombrarse líder, para efectos de supervivencia y evolución. Y los demás, reconocer el papel eventual que debe tener cada uno, así sea de sumisión, por no estar en condiciones de decidir, por no enfrentar su responsabilidad o por declararse incapaz de dar una solución.

Si no existe un miembro así en esa sociedad, se debería aceptar la actuación de un tercero autorizado.

Así es como hemos funcionado y no podemos evitarlo solo porque ahora padecemos de la enfermedad contagiosa del egocentrismo.

Al momento de determinar qué tipo de mujer somos, la sombra de lo femenino asomará tal vez; la puta o la bruja. Son sombras porque la sociedad lo decide así, porque en el antiguo patriarcado un hombre solo se equivocaba si había sido mal encaminado por uno de estos personajes. Ya no podemos seguir dando a estas imágenes el poder que no deben tener; la sexualidad es un derecho para todo individuo y espero que llegue el día en que, sin importar quién es el que habla, pueda expresar su sexualidad sin temores a ser tratado despectivamente, así mismo, que cada quien sea responsable de sus actos sin aludir a poderes ultra humanos de personajes externos para excusar su mal actuar. Se acabó la persecución de brujas, porque ya no existen. Hoy, una chica se siente orgullosa en llamarse bruja porque emplea elementos de la naturaleza y culturales para sus creencias espirituales, es todo y es respetable, pero, afortunadamente, ya no será perseguida ni quemada por eso. Puta, esa es una palabra que aún queda por limpiar y, si fuera posible, erradicar. Porque al existir permite desde el maltrato en una relación, pasando por la ofensa fácil e indigna, hasta el tráfico de seres humanos para explotación sexual. Para ello, tenemos que erradicarla también nosotras, de todas las formas que podamos, porque es bien sabido que el peor enemigo de una mujer, es otra mujer, y eso es indignante. No estamos siendo equitativas y justas como queremos que la sociedad lo sea si entre nosotras no limpiamos esas sombras femeninas de las que se sirvió el patriarcado en otros momentos. La femineidad es tan sagrada como la masculinidad y depende de nosotros que así sea y que sus esferas de idearios se mantengan en un nivel digno de autoridad vital.

 

Por Marcela Gutiérrez Bravo

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