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Las palabras tienen poder

Las palabras nos acompañan desde que pronunciamos nuestras primeras letras hasta el final de nuestros días. Ellas son el eco de nuestros recuerdos.

Desde niños las hemos visto pasar por nuestras vidas susurrando al oído cosas maravillosas, haciéndonos emocionar, soñar, viajar, reír, llorar, cantar, divertir. Palabras encantadas, pícaras, divertidas, tiernas, asombrosas, amorosas, arrulladoras, seductoras, complicadas, profundas, bellas, espontáneas, inspiradoras, alegres, embrujadas…

 Las palabras tienen vida propia, son mágicas, poderosas, curan el alma, abren puertas para que descubramos secretos, nos trasportan a mundos fantásticos donde juega un papel importante la imaginación y la creatividad, nos ayudan a relacionarnos con nosotros mismos y con la sociedad.

Están implícitas en el lenguaje del amor, conquistan el mundo del lector; se visten de gala para dar belleza al mundo poético con sentidas metáforas.

El mundo de las palabras es casi infinito; ellas provocan sentimientos diferentes en cada persona. “En cuestión de gustos, no hay disgustos.” Por eso, algunas de ellas les parecen hermosas a unos, mientras que a otros no les agradan. Lo importante es respetar lo que piensan los demás. 

La palabra ha traspasado fronteras, por medio del arte en sus diferentes manifestaciones, en especial de la poesía, sirven como medio de enlace para estrechar relaciones entre los pueblos, para unirlos, resolver conflictos, y llegar a acuerdos. Son puentes que sirven para dialogar y buscar soluciones que contribuyan a la paz y a la igualdad.

El compartir con otras personas de diferentes lugares del mundo, enriquece nuestra vida cultural, social, literaria, física, emocional; nos obliga a utilizar herramientas tecnológicas para comunicarnos, pero vale la pena, porque no estamos solos, nos sentimos acompañados, intercambiamos ideas, aprendemos, además hacemos algo productivo que es de nuestro agrado.  

Ellas no solo salen de nuestra boca sino de lo que hay en nuestro interior, son el reflejo del alma. Recordemos la frase: “Es mejor callar que locamente hablar”, por eso debemos ser muy prudentes para expresarnos correctamente al trasmitir un mensaje, para evitar subvalorar, destruir, herir o humillar a otros.

Una sola palabra puede trasformar vidas, aliviar tensiones, calmar la mente y el espíritu, por eso debemos usarlas para generar respeto, aceptación, ánimo, tranquilidad, amistad, confianza.

Las palabras vivirán eternamente en nuestros corazones, permitamos que entren para que nos acompañen hasta el final de la existencia, elevando nuestro espíritu y nutriendo nuestras almas.

Como escritores y portadores de la palabra, debemos comprometernos a difundirla responsablemente, para dejar huellas en la sociedad, como aporte de fe y esperanza, que trascienda a todas las generaciones para quedarse en sus conciencias para siempre.

 

Por Elizabeth David Puerta

(Cisneros, Antioquia) Docente, Poeta, escritora, dramaturga, directora de teatro infantil, promotora de lectura, investigadora en lectoescritura, embajadora de paz.

Pertenezco a varios grupos literarios a nivel nacional e internacional, de los cuales ha recibido múltiples premios, distinciones y galardones.

He participado en más de cincuenta antologías de diferentes países.

He sido entrevistadora, ponente y líder de recitales en varias ferias del libro a nivel internacional.

Sus libros: “Vivencias, “Versos que germinan,” “Remembranzas de mi Pueblo,” “¿Qué transmite mi poesía?

Ganadora de la IV etapa de Juegos Florales círculo literario César Vallejo Mendoza.

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