La vida recorre procesos fulminantes, catastróficos, irónicos quizá colaterales. Un mar infinito de olas que brotan, chocan y se consumen.
Hoy, me he detenido a escuchar música en mi habitación y en el espacio que habito mas el cuerpo en movimiento y el pensamiento al ritmo de la marcha de un ferrocarril surge la palpitación de trasladar la conmocionante idea de replantearme quien soy.
Construcción y reconocimiento de una identidad, aquello que desde que emanamos en este mundo será un misterio o la búsqueda constante de la vida, con matices que se transforman y vislumbran las inquietudes de lo mas profundo de nuestro ser.
¿Acaso soy yo?
Me encuentro en punto determinante de mi vida, hay días en los que intento rescatar quien soy, pero es complicado despojar de mi la verdadera persona en la que me he convertido hasta hoy, sigo en busca insaciable del descubrimiento de la metamorfosis que emana de mi, encuentro en fondo de mis arterias la plena convicción de ver al mundo, desde mi locura, después de todo en ella hay un poco de cordura. Pero no importa saber en realidad quien soy, porque eso me hace entrar a un lugar poco prometedor, oscuro y lleno de dudas; aunque en mi defensa, diré que no por ello el recorrer y hallar el tesoro de la búsqueda ya no importe, sino porque latentemente descubrirse da cierto temor o frenesí por desempolvar algo nuevo.Con cada cambio, me abrazo, incluso el mas mínimo me es importante y al descubrir, experimentare incluso crear se genera en mi un sentimiento de libertad, de amor indiscutible hacia lo que voy creando y haciendo parte de cada pieza que me constituye.
Me enfrento a mis propias rejas, y así se que puedo constatar lo que hay en mi. O los momento que le dan forma, y esa textura mezclada en cada milímetro que habito.
Me gusta la ligereza que o lo efímero que puede llegar a ser la vida misma, o la que estoy viviendo, aunque finalmente lo sustancial que es la que cada día, en cada mañana veo de nuevo con ritmo y color que cambia sus tonos o la mirada con la que veo su resplandor o el mismo tormento.
Sobre todo lo demás, soy amiga, compañera, hija, estudiante, ser humano y amante de mí propia esencia ¡He ahí, mi gran deleite! eso me impulsa a vivir cada suceso, pero con la implicación catártica que conlleva. También soy impredecible, sensible, explosiva, confusa, oscura, conocedora, nerviosa... ser quien soy me provoca un signo de palpitación frenética y eriza mi piel, es confuso a veces se vuelve un circulo. Pero en realidad no se quien soy, eso me invita, me come a seguir en la exploración de cada parte que se conforma en mi entrañas.
“Soy por estar ahora, por existir para mi; quizá mañana ya no sea mas aquello que fui o pensé ser” 
Por Dalai López
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