El amor está inmerso en la cultura y por consecuencia en la psique, este es percibido en películas, canciones, libros, revistas, videos, conferencias y estudios científicos. Aun así, el amor sigue siendo estudiado y es motivo de preocupación y/o sufrimiento para cientos de personas. La cultura determina ciertas expectativas del amor y la realidad es otra. El hecho es que hay una diversidad de culturas con diversas perspectivas en relación al amor. Existe la paradoja de que el amor es algo perfecto e instantáneo pero al mismo tiempo promueve una necesidad constante y urgente de mejorar las relaciones amorosas.
Otro hecho es que el amor es inherente a la naturaleza humana y se ha conceptualizado al amor de diferente manera: una emoción, un instinto, un constructo y un medio para encontrar la felicidad, pero este concepto también tiene sus implicancias socioculturales. En este sentido se puede afirmar que la cultura influye en las personas y sus relaciones amorosas. En las interacciones culturales, el lenguaje es un factor determinante. Vigotsky señala que el ámbito histórico sociocultural humano genera sistemas complejos que regulan la conducta social. Estas interacciones influyen en las acciones y conductas de las personas porque forman el repertorio de hábitos y habilidades.
Así mismo en la cultura se forman símbolos de significado como creencias, rituales, arte, ceremonias y prácticas como el lenguaje, el chisme y las historias. Swidler llama a todo lo anteriormente mencionado estrategias de acción, estas incorporan y dependen de los hábitos, estados de ánimo, sensibilidades y puntos de vista. El amor romántico nace con la idea de los caballeros heroicos y doncellas nobles que culmina en matrimonio. Esa cultura de amor romántico persiste hasta nuestros días. Sin embargo todo concepto evoluciona y tiene matices propios de cada cultura.
Existe una cultura realista que rompe con uno de los mitos del amor romántico, el matrimonio, incluso las parejas que no se pueden casar como en el caso de las homosexuales, ven en el matrimonio el perfeccionamiento, lo cierto es que no es así. Entonces existen dos concepciones: el amor romántico y el amor prosaico. El primero es mítico y el segundo es realista, ambas concepciones de amor son contradictorias, pero se las puede encontrar entrelazadas en el discurso de las parejas.
Esta cultura más realista intenta desmitificar al amor, con conceptos que muestran que este constructo no es algo repentino, sino gradual; no hay un solo amor, sino varios: para muchos individuos el amor familiar es el más importante, para otros el amor propio es vital, hay quienes viven de amor romántico, hay aquellos que sólo necesitan amor pasional, hay también personas que necesitan amor social y hay aquellos que requieren amor religioso. Un amor tiene también la posibilidad de fracasar, un amor que se basa en la compatibilidad e intereses en común puede ser exitoso y un amor no necesariamente dura para siempre.
Una metáfora recurrente del amor lo presenta como un viaje en el que los amantes son viajeros con metas de vida que pueden ser alcanzados, la relación de pareja es el vehículo que los transporta, sin embargo el viaje no es fácil, hay impedimentos y caminos que se debe decidir tomar. Otra metáfora sostiene que el amor es un negocio de dos, describe a los amantes como socios que establecen un contrato que puede ser matrimonial, en este, se establecen las responsabilidades y beneficios que cada uno tiene en una relación. Hay otra metáfora del amor en que este se presenta como un fuego, una unidad, una fuerza, un juego de azar o una locura.
El amor es todo esto y es un concepto que sigue evolucionando y ajustándose a cada cultura. El matrimonio ha sido una importante y estimada institución social, pero hoy en día casi la mitad de los matrimonios terminan en divorcio. La gente se casa a mayor edad, la proporción de adultos que nunca se casan va en aumento, un tercio de los nacimientos son de parejas no casadas y el cohabitar sin casarse parecería ser la nueva normalidad en el curso de la vida adulta.
Por otro lado, las exigencias hacia la relación han cambiado significativamente. Hace años se exigía una relación estable que proporcione seguridad y solidez, ahora todo podría estar orientado a la autorrealización y al crecimiento personal. El amor es un aspecto sumamente complejo de las interacciones humanas, sin embargo, es un elemento importante del desarrollo de las personas y les afecta profundamente en sus estados de ánimo, sus prospectos de vida y en su realización personal. En definitiva el amor implica también despojarse de ciertas idealizaciones aprendidas.
Por Adriana Claudia Rocha Gómez
Adriana Claudia Rocha Gómez nació en Bolivia, es de profesión psicóloga. Sus pasiones son la poesía, la fotografía y la psicología de la educación. Su amor por las letras comenzó el año 2019 y desde entonces ha estado escribiendo sus sentires en diferentes encuentros y espacios literarios por Latinoamérica.
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