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Sobre el orden alterado y de cómo lidiar con sus consecuencias

Elementos de la cosmovisión isabelina en Sueño de una Noche de Verano


Altera el orden establecido y el mundo se volverá un caos.
 De la película The Dark Knight de Christopher Nolan

Recordemos cuando fue la última vez que tuvimos la sensación de que la vida giraba en torno a un orden previamente establecido, es probable que una sensación de deleite y bienestar inunde nuestro ser, más aún si participamos en la conformación de aquella estructura; sin embargo, es probable también que esa sensación de continuidad en el precepto (cualquiera que fuese su naturaleza) fuere roto por cualquier motivo o en cualquier medida y, al alterarse una de las fases de dicho equilibrio se llega a alterar el conjunto que lo conformaba.

Dicho orden se convirtió en una pieza fundamental en la población isabelina al grado en que podía considerase una especie de filosofía de vida; más que ser un principio vital, llego a influenciar la idiosincrasia de la época dentro de los 44 años durante los que Isabel I reinó en la Inglaterra renacentista y que marca su entrada a la era moderna, mismo periodo que es considerado la época dorada de la historia debido a los grandes cambios que se produjeron en distintos aspectos, lo que es claramente advertido en las distintas manifestaciones artísticas que acaecieron en ese periodo y que hasta la fecha podemos apreciar.

La inserción de elementos cómicos y burlescos en la acción trágica, modificar la unidad de espacio-tiempo establecida, combinar distintos niveles de lengua, elevar el número de personajes en escena, aumentar su nivel de complejidad y la aparición de emociones violentas fueron algunos de los cambios que Shakespeare introduce en sus obras teatrales que además son pieza clave para el avance de la literatura. Sueño De Una Noche De Verano es una de sus obras más conocidas, narra lo acontecido durante la boda de Teseo e Hipólita en un bosque cercano gobernado por Oberón y Titania, reyes de las hadas; es importante debido a que la cosmovisión de la época se ve claramente reflejada: todo se encuentra jerarquizado y ordenado, existe un enorme terror a que ese orden fuese trasgredido ya que al alterarse una de las clases, esta alteraba el equilibrio universal y así las leyes divinas dejarían de funcionar, además de la influencia clásica característica del Renacimiento manifestada en los personajes de la obra: Teseo, Hipólita, Egeo, Demetrio, Hermia, Helena, Lisandro y Filóstrato, que pertenecen a la gama de personajes de los mitos que fueron inspiración para los autores greco-latinos. Según la cosmovisión inglesa de esta época existían tres etapas de organización, las cuales son visibles en la obra. La cadena del ser explica que la totalidad del mundo forma parte de dicha sucesión que no debería ser alterada.

La cadena mencionada es notable dentro del texto; la primera etapa de la distribución cósmica eran los objetos inanimados, que en la obra los conforman el bosque donde los amantes se refugian. El segundo nivel era la clase vegetativa (existencia de vida), como son los animales y las plantas del mismo bosque, la tercera clase estaba conformada por la existencia de vida y sentimiento (sensitiva) que a su vez se divide en otros tres niveles, en el primero se encuentran los que tienen tacto, en el segundo los que tienen tacto, memoria y movimiento y en el tercero están los animales superiores, donde se encuentra el resto de los personajes, ya que se refiere a que los hombres son los únicos animales que poseen entendimiento.

Además de esta clasificación en cadena existía otra que se basaba en planos, según la cual el universo estaba distribuido de manera horizontal, misma distribución que no debía ser tergiversada y dentro de esta se cría que todo cuanto existía estaba dentro del hombre, retoma el mito donde los dioses esconden la razón de los hombres dentro de estos últimos. Cuando todo permanece dentro de un estricto orden pareciera que la totalidad del mundo se encuentra en medio de una danza tranquila y apacible; esta sensación era también parte de la cosmovisión de los isabelinos que creían que al estar todo en orden, el universo se encontraba dentro de un estado musical; también era regido por jerarquías que se movían al ritmo de la música, mediante la cual todos los caminos se entrelazaban.

El orden tan tratado, es claramente perceptible dentro de la obra, las jerarquías son respetadas, y desde el inicio se muestra el respeto que existía hacia el equilibrio. Dentro de la corte de Teseo, un ciudadano −Egeo− lleva a su hija Hermia, quien desea desposarse con un caballero que no es el que su padre dispuso y la solución que tiene el padre es que se case con el hombre elegido o muera, misma decisión que comunica al rey, ahí se muestra la primera jerarquía, rey-súbditos: «EGEO: Acudo a ti consternado a denunciar a mi propia hija Hermia. —Acércate, Demetrio—. Mi noble señor, este hombre tiene mi consentimiento para unirse a ella. —Acércate, Lisandro—. Y, mi augusto duque, este otro le ha embrujado el corazón […]» (Shakespeare, 189)

El siguiente ejemplo de jerarquización es entre padre-hijos, cuando Teseo le dice a Hermia que debe seguir los mandatos que su padre está dando, ya que trasgredir creará una anomalía dentro de la cadena del ser «TESEO: ¿Qué respondes, Hermia? Considera, hermosa joven, que tu padre debe ser para ti como un dios. Él te dio belleza; sí, y para él tú eres como imagen estampada en cera; queda a su albedrío conservar la figura o borrarla. […]»; pese a las advertencias que reciben, Hermia y Lisandro deciden huir de la ciudad para poder continuar juntos, con lo cual −como era de esperarse− alteran el balance del pequeño mundo dentro del texto; al decidir huir los enamorados deciden confiar su secreto a Helena, que a su vez le confiesa a Demetrio el destino de los fugitivos, que le confiere a él porque Hermia le fue prometida por su padre en matrimonio. Ya dentro del bosque pasan una serie de acontecimientos de diversa naturaleza.

A la par de la historia de los enamorados fugitivos aparecen otras dos pequeñas que se entremezclan. La de Oberón y Titania, que gobiernan el bosque y la de los ciudadanos que están preparándose para la presentación de una obra de teatro frente a Hipólita y Teseo, en la última se percibe otros de los elementos de la época de Isabel I, donde los actores se vieron en la necesidad de formar compañías de teatro para la representación de las obras; uno de los integrantes que resultaba fundamental para el conjunto era autor de dichas obras; estas compañías dejaron de pertenecer y depender de la iglesia como la individualidad les confería y al formar pequeños grupo pasaron a disposición del estado, que al igual que su preceptora restringió su campo de acción.

La aparición de los reyes de las hadas es de suma importancia para la trama, debido a que ambos presentan obsesión por un pequeño niño un tanto ajeno a la historia y por el que sostienen una pelea:

OBERÓN: […] ¿Por qué Titania se opone a su Oberón? Yo sólo te pido el niño robado Para hacerlo mi paje.

TITANIA: No te esfuerces; ni por todo el País de las Hadas daría el niño. Su madre me tenía devoción; […]. Mas, siendo una simple mortal, murió en el parto; por ella estoy criando yo a su hijo y por ella no pienso separarme de él. (Ibíd.)

Esta discusión hace que Oberón altere el orden también y se inmiscuya en la otra microhistoria dentro del texto y que adentre a uno de los ciudadanos en sus planes para que Titania le ceda al niño haciendo uso de la magia que ser rey de las hadas le confería. En medio de la ejecución de su plan se encuentra con aquellos que persiguen la ilusión de acertar la ubicación de los enamorados, después de observar el comportamiento indiferente que Demetrio le profesa a la infeliz Helena con la esperanza de encontrar a Hermia y Lisandro, envía al duende a su servicio que hechice de amor a Demetrio para que así la bella Helena pare de sufrir, pero el pequeño duende se encuentra con la pareja equivocada y causa el tan temible caos al enamorar a Lisandro y después, al tratar de reivindicarse en la misión también Demetrio quede prendado de la propia Helena, sin embargo ésta notablemente se presenta confundida e imagina que le están jugando una broma.

El orden se restituye y todos obtienen lo que deseaban inicialmente, aunque los medios fueren distintos a lo que cada personaje se imaginaba. Teseo e Hipólita se casan, Demetrio desposa a Helena y Lisandro a Hermia, los hombres del pueblo presentan la obra que prepararon que, aunque es presentada horriblemente por la falta de preparación resulta ser un éxito gracias a que los espectadores creen que se trata de una comedia. A fin de cuentas, podemos observar que no se puede mantener el orden por siempre, se necesita el caos para apreciar los beneficios del equilibrio. En el caso de Shakespeare y Sueño De Una Noche De Verano se observa que, aunque se trate el orden perturbado dentro de toda la obra, la alteración de éste se encuentra ordenada, es decir, las acciones de los personajes están ya previamente establecidas y sus consecuencias son predecibles, el caos da propiedades al orden que sin él no existirían, debe existir una contradicción para agregar valor a aquel elemento inicial.


Referencias

TILLYARD, Eustace Mandeville Wetenhall, La Cosmovisión Isabelina, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1984.

SHAKESPEARE, William, Sueño De Una Noche De Verano, 20 ed., México D.F. Porrúa, 2001.

“Isabel I y la era dorada de Inglaterra” National Geographic, España, 2006, en (https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/isabel-i-y-la-era-dorada-de-inglaterra_7156/6)

 

Por Lidise Yaneli Castillo Rivas

(Con pseudónimo Musa de Nadie)

Originaria de Zacatecas, México, egresada y tesista de la licenciatura en Letras en la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas, asistente a distintos congresos, ponente en el 11° Encuentro Internacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura de la Universidad Autónoma de Sinaloa, I Congreso Regional de Estudiantes de Literatura, XIX Congreso Nacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura, V Encuentro Poético Chile, Argentina y América de la Universidad del Bío-Bío, asistente a los cursos de especialización “Ensayo literario y filosofía en América Latina”, “Cuerpo, enfermedad y biopolítica en la literatura latinoamericana del siglo XXI” y "Las Formas de la Poesía en México", el Simposio Internacional "El monstruo no mimético en las narradoras hispánicas (1980-2020)" y el III Foro de Estudios Humanísticos “Nuevos horizontes: florecimiento humano en la nueva normalidad”, participante del laboratorio de escritura del Espacio Cultural Ciclista Recreativo, publicado en medios como “NTR Zacatecas”, “Poesía de Morras”, “Diablo Negro” y "Enpoli", anteriormente mentora universitaria en áreas referentes a las humanidades, ciencias sociales, lingüística, literatura, con experiencia en corrección de estilo, principiante en el desarrollo de escritura creativa e interesada en ensayística y literatura contemporánea, narrativa y poesía latinoamericana, literatura gauchesca, escritura de mujeres, realismo fantástico, novela negra y teoría y crítica feminista.



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